PSI: Psicología y Psicoterapia
  Terapia Racional Emotiva
 

Se enfoca al uso de la razón para entender nuestras emociones y corregir aquellas que resultan poco útiles para una buena adaptación a nuestro medio.

La Terapia Racional Emotiva (TRE) considera al pensamiento el principal determinante de las emociones. No son los acontecimientos en sí o las demás personas y lo que hacen lo que en determinados momentos nos hace sentir mal o bien, sino nuestra manera de interpretar las cosas.
 
En la base del malestar emocional se encuentra como causa principal un pensamiento disfuncional, caracterizado por creencias equivocadas que nos pintan un futuro poco alentador.
 
La persona con madurez psicológica sabe resistirse a los pensamientos de orden catastrófico que suelen surgir ante acontecimientos adversos en nuestra vida, para tomarlos en sus justas dimensiones y enfrentar sus consecuencias posibles, juzgadas desde un punto de vista racional y objetivo.
 
No obstante que las experiencias pasadas pueden ser el origen de la instalación de respuestas inadecuadas al entorno, la TRE se enfoca básicamente a lo que en el presente está manteniendo esas respuestas aprendidas – incluso en circunstancias en que las experiencias originales han dejado de existir – y que impide que las modifiquemos por otras mejores. Somos nosotros quienes mantenemos el malestar que en algún momento surgió de experiencias desagradables ahora inexistentes.
 
Las personas podemos tener emociones que resultan inadecuadas para hacer frente a las situaciones adversas y generan en nosotros sentimientos de impotencia, frustración y desesperanza, haciendo más difícil encontrar una solución al problema, como por ejemplo, la ansiedad, la angustia, la depresión, la ira, el miedo irracional, la culpa.
 
Otras emociones que pueden propiciar en nosotros acciones y toma de decisiones tendientes a encontrar la resolución a nuestros problemas son: la preocupación, la tristeza, el enojo, el remordimiento, la decepción.
 
Del mismo modo, algunas emociones pueden resultar en la inmovilización de nuestras capacidades y recursos cuando se salen de control, como por ejemplo, el sentimiento de grandiosidad o superioridad basado en percepciones poco realistas de nosotros mismos y que pueden ocasionar problemas en nuestras relaciones sociales y el rechazo a nuestra persona por los demás.
 
Por otro lado, de la satisfacción adecuada de nuestros deseos y del logro de nuestras metas, se desprenden con frecuencia emociones positivas como el amor, el placer, la curiosidad, la felicidad, que aumentan nuestra autoestima y disposición para emprender nuevas acciones.
 
Nuestras creencias irracionales y las emociones que causan, suelen formar círculos viciosos que ahondan en los efectos negativos de ellas sobre nuestro comportamiento y sentimientos. Por ejemplo, ante la pérdida de una situación o de un ser querido podemos caer en la tristeza como reacción natural y esperable, pero si surge en nosotros la creencia de que el hecho de sentirnos tristes habla de nuestra debilidad ante la vida, pensaremos que una persona débil no puede hacer frente a la adversidad, por lo que sin duda nosotros no podremos resolver los problemas que se nos presenten y estamos condenados a fallar irremisiblemente en cuanto emprendamos. Este círculo nos hunde cada vez más en mayor tristeza, depresión y desesperanza, en vez de aceptar la naturalidad del duelo por nuestra pérdida y cursarlo normalmente.
 
Así, cuando sentimos algo y actuamos en consecuencia, también pensamos y juzgamos nuestro comportamiento y sentimientos, lo que nos lleva a tener otros sentimientos, que nos llevan a otras acciones en una espiral que crece y se ahonda o que nos ayuda a estar mejor cuando esta espiral es positiva.
 
Mediante la TRE el psicólogo ayuda a la persona a revisar sus creencias y pensamientos inadecuados, y a sustituirlos por otros de mayor beneficio personal, más apropiados, racionales y justos. Se busca descubrir las creencias que están en la base de los problemas, analizarlas para determinar si son o no lógicas, fundamentadas y realistas; se revisa el proceso por el cual esas creencias nos llevan a sentirnos mal y pensar de manera catastrófica, y se distinguen las creencias equivocadas de las correctas y constructivas para sustituir las primeras por creencias racionales.
 
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